¿Declarará Rosario Mohedano en contra de Antonio David en el juzgado?
Nadie lo sabe. Ni siquiera ella misma. Rocío Carrasco no ha levantado el teléfono para pedirle a su prima Rosario Mohedano que vaya al juzgado a declarar como testigo sobre los supuestos malos tratos que habría recibido por parte de su ex marido, Antonio David Flores. Tampoco le ha llamado la jueza. Ni a ella ni a nadie.
Rocío interpuso contra su expareja una demanda en la que alegaba haber recibido malos tratos continuados. Poco a poco vamos conociendo detalles de un proceso que aún está en fase de instrucción. Una de las últimas informaciones apuntaba a que Rosario Mohedano habría decidido ir a apoyar a su prima, testificando a su favor y explicando lo que vivió durante los tres años que estuvieron casados.
Rocío Carrasco y Rosario Mohedano en una imagen de 2006 / Gtres
Sin embargo, Amador Mohedano, afirmaba en directo, en el programa de Ana Rosa, que su hija le había dicho que a ella nadie le había llamado. ¿Conclusión? No estaba llamada a declarar. Ya puestos, también aprovechó para dejar claro que, si le llamaban a él, no iría. Ni siquiera le cogería el teléfono a su sobrina.
Pero lo cierto es que no se trata de si Rocío ha llamado o no, ni de si Rosario quiere ir. Es más sencillo que todo eso. La hija de Pedro Carrasco ha preparado una serie de documentos y pruebas para que la jueza admita a trámite la demanda y acompañando toda la documentación ha propuesto varios testigos, entre ellos, su prima.
Rocío Carrasco, afectada tras someterse a un examen psicológico el pasado 18 de julio / Gtres
Eso no quiere decir que deba declarar. Es sencillamente una prueba más. De hecho, su testimonio no se consideraría una prueba en sí, sino un apoyo al resto de evidencias en caso de que las hubiera. Pero es la jueza, y solo ella, la que debe decidir si quiere escuchar lo que Rosario tenga que decir, y en caso de ser así, esta estará obligada a acudir, como cualquier otro ciudadano en su lugar.
Es más, aunque fuera llamada, hasta el mismo momento del juicio no habría certeza de que fuera a entrar a la sala a explicar su versión. No sería la primera vez que se llama a los testigos de un caso y durante la vista no se cree necesario escuchar su versión y por tanto finalmente no declaran. En definitiva, ni siquiera ella misma sabe si finalmente deberá contar lo que vio durante los tres años que su prima y ex guardia civil vivieron su breve matrimonio, pero, de tener que hacerlo, no podrá eludir la cuestión.